Nueva Esperanza

Doce discursos
del
Rev. Sun Myung Moon

EL CAMINO DE LA VIDA

      Cada uno de vosotros, como individuos, nacéis y sois criados en el amor de vuestros padres. Pasáis por el jardín de infancia, escuela primaria, enseñanza media y universidad, y con el tiempo vuestro ángulo de visión de la vida es más amplio. Queréis ver cómo es la sociedad, y qué hace la gente que os rodea. Os encontráis perteneciendo a una de las muchas naciones del mundo. Querríais que vuestra nación prosperase más que cualquier otra. Queréis tener éxito y os interesáis por el sexo opuesto. Queréis tener una novia, y deseáis casaros con ella y formar vuestro propio hogar. Queréis dar nacimiento a vuestros hijos, y en la posición de padres queréis educarlos como vuestros padres lo hicieron con vosotros. Para levantar vuestra familia debéis tener trabajo. Para la mayoría de la gente, el éxito significa ser capaces de hacer más dinero para la felicidad de sus familias. De este modo envejecéis.

     En sentido vulgar, hay gente feliz y gente infeliz. Algunos son infelices porque no tienen hijos, otros son infelices porque sus familias se están desmoronando, aún otros son infelices porque han sido destituidos de una alta posición o a causa de haber quebrado su compañía. Reyes, presidentes y demás funcionarios responsables de cada país se sienten desdichados cuando sus países son vencidos por otros. Como bien podemos ver, en el mundo hay gente que es feliz, pero hay más gente desdichada. No hay un simple hombre en todo el mundo que escogiese la infelicidad o la miseria; todos quieren la felicidad. De todos modos, algunas cosas no están a nuestro alcance. No siempre podemos hacer lo que nos gusta.

     En los Estados Unidos, la gente vive aparentemente feliz y tiene abundancia de todo,
pero corrientemente también hay infelicidad en sus corazones. Hasta cierto punto, la gente de los Estados Unidos ha sido feliz y agraciada, pero cuando uno experimenta la miseria después de haber tenido felicidad, uno se siente aún más miserable. Suponed a una cierta pareja aparentemente muy feliz. Interiormente pueden ser muy infelices. Especialmente en los hogares hay a menudo crisis. Podéis tener éxito en vuestra carrera mundana, pero podéis tener un fracaso en el momento siguiente.

     ¿Qué es en verdad la felicidad? En una palabra, la felicidad puede ser encontrada en la posición en que tengamos cosas que otra gente no posea. Estáis exaltados, regocijados; sois felices cuando podéis dar a los demás. Sois felices cuando podéis disfrutar una posición más alta que la de los demás. Dando y tomando con los demás, os sentís felices. Por otra parte, si no podéis dar a los demás, ellos no pueden recibir y se sentirán infelices. Sois felices cuando podéis dar a los demás, cuando podéis compartir la posición, la riqueza, el saber, y todo lo valioso que tengáis con los demás. Si estáis satisfechos con lo que sois, con la posición y todo lo demás que tenéis, entonces os podéis llamar a vosotros mismos "felices". Si podéis compartir amor con los demás, esto os hará sentiros el más feliz de todos.

     Al compararos vosotros mismos con gente afortunada, os preguntáis a menudo: "¿Puedo yo ser así? ¿Puedo yo llegar a ser esta clase de persona?". Os veréis a vosotros mismos limitados por vuestro saber, posición, autoridad y muchas otras cosas, pero vuestro deseo y ambición no tienen límite. Cuando tenéis deseos ilimitados y circunstancias limitadas ¿cómo podéis encontrar el equilibrio entre estos dos? Esto es lo que nos acongoja a todos. Por lo tanto, vemos que sólo hay una pequeña diferencia entre el plebeyo y el príncipe. Todos tienen que resolver este problema.

     Parece no haber solución. Esto es por lo que la gente busca la clave en la filosofía y la religión. En la filosofía buscáis externamente y en la religión buscáis la clave interiormente o espiritualmente. Por este motivo, la gente ha desarrollado la filosofía y la religión, y hoy día experimentamos la madurez de esta historia de búsqueda. En sentido externo, en la filosofía política de la democracia, la gente amante de la libertad ha crecido hasta un cierto nivel en su tradición cultural. Por otro lado, el comunismo ha estado creciendo en fuerza y se opone a la idea democrática. La gente está luchando para encontrar la más justa de las dos ideologías. En el medio de la lucha el mundo religioso está manteniendo la corriente principal de pensamiento y no puede ser vencido por el poder opuesto.

     La lucha entre democracia y comunismo puede terminar de dos formas; o una de ellas absorberá a la otra, o ambas, exhaustas, disminuirán y perecerán, y surgirá una tercera filosofía. Vivimos ahora en la era en la que se verá el resultado. La democracia y el comunismo han luchado por mucho tiempo, ambas están cansadas, y están hablando de detente y coexistencia pacífica. Ambas dicen que su pueblo va a disfrutar la real libertad y paz, y que nosotros estaremos con el tiempo en la paz que ellos proclaman. Si fracasan en cumplir sus promesas surgirá alguna nueva ideología que negará todos los "ismos" e ideologías que han existido. Entonces todo lo del pasado debe ser negado. Esto es porque el ya establecido sistema de familia, sociedad, nación y todo lo demás habrá sido probado y habrá resultado un fracaso. Entonces tendremos que negar y eliminar todas estas cosas y tendremos que cambiar el sistema o tradición.

     Ya que todo habría sido probado y habría fracasado, alguna gente se sentiría libre de vivir como le agradase, sin ninguna restricción. Este grupo es lo que llamamos "hippies".
Ellos no quieren trabajar. Llevan ropa harapienta e incluso del revés. Pueden hacer cualquier cosa, actuando como si fuesen los huéspedes de la sociedad. Las personas normales de su alrededor son impotentes, y no pueden cambiarles. La sociedad no sabe como responder. Si sus padres les amonestan por su modo de vida, protestan contra sus padres y preguntan: "¿Qué tenéis vosotros que sea mejor de lo que tenemos. nosotros?" Interpelan a la vieja generación: "¿Qué habéis hecho por nosotros? La sociedad está corrompida y vosotros aún abogáis por la tradición y cultura que habéis fundado, pero esta está podrida y decaída. ¿Qué tenéis mejor de lo que tenemos nosotros?". Este grupo puede poner la base para que otro grupo venga a negar el mundo y la sociedad. Esta es la situación mundial de hoy, y la sociedad no puede culpar a esta gente por protestar. La mayoría de ellos están inclinados a continuar su camino.

     Nuestro modelo de como deben ser la familia, la nación y la comunidad están decaídos. Sólo hay obscuridad y no tenemos ni idea de cuál dirección tomar o de cómo evaluar las cosas. Estamos enfrentados a la ruina de nuestro punto de vista del valor. En los días anteriores estimábamos el amor en el matrimonio y en la familia, pero ahora el amor ha caído muy por debajo del modelo de la tradición del pasado. En el mundo democrático, la gente incluso dice de sus líderes: "Bien, es simplemente otro hombre, no es diferente de mi". Todo lo que es valioso ha sido nivelado. No queda ningún punto de vista elevado de la vida para ser perseguido por las generaciones futuras. Pero con todo no podemos abandonar nuestra ambición y nuestro deseo humano.

     De los dos poderes ¿seguiremos a la democracia y a los Estados Unidos, o seguiremos al mundo comunista y nos atendremos a los soviéticos y otros poderes comunistas? ¿Existe alguna religión que no nos haya decepcionado? La gente se ha desilusionado por todo esto. Para la gente, la democracia, el comunismo e incluso la religión han fracasado. Se dan cuenta que ya ha sido probado todo y que todo ha fracasado. Al final hemos llegado a este punto en el camino de la vida. ¿Qué debemos hacer ahora?

     Hay una ley natural que rige en la sociedad humana. Nosotros no podemos cambiar nuestro sexo. Los hombres deben permanecer hombres y las mujeres, mujeres. Sus naturalezas y deseos son diferentes. Pero ¿qué tienen en común? Tienen el deseo de disfrutar algo valioso. Por muy distante que sea nuestro pensamiento, o por muy variada que sea la vida en este mundo, nosotros debemos estar en verdad destinados a una meta común. Tenemos que encontrar la última meta, hacia la que, tanto los hombres como las mujeres, seamos conducidos. Si encontramos esta meta, seremos la gente más feliz. La gente puede pensar que la felicidad es solamente algo que deseamos, pero nunca puede ser alcanzada. ¿Quién puede darnos felicidad? ¿Puede darnos felicidad nuestra nación? ¿Puede darnos felicidad alguna filosofía o "ismo"? No podemos sino desdeñar las pasadas ideologías que la prometían.

     Cuando nacéis en un país pequeño, os sentís tan limitados que soñáis con venir de ese país a los Estados Unidos. Pero cuando venís aquí, no encontráis gran diferencia de vuestra propia nación. Aunque aquí hay una riqueza imponente, aunque aquí los sueños son realidad, no vais a estar contentos. Querréis ir mas allá. En el mundo, la gente no se contenta con lo que ya tiene. Sus misiones y deseos siempre están fuera de su alcance, ¿no es cierto? Esto quiere decir que lo que ya tenemos no es la última felicidad.

     Un joven puede querer casarse con una chica y hasta cierto punto ésta es la meta. Una vez alcanzada ¿son los dos felices? No. Querrán tener algo más. Se han conocido el uno al
otro y ya no queda mucho más. La verdadera felicidad es algo de lo que nunca quedaremos exhaustos, algo que podamos disfrutar por siempre.

     Entonces ¿cuál es la fuente de tal felicidad? ¿Puede cualquier individuo ser la fuente de tal felicidad? ¿Puede otra persona darnos la felicidad sempiterna? Después de esto, llegamos a la conclusión de que si no existiese Dios, tendríamos que crear uno. Debemos tener a Dios, al menos en nuestra imaginación. Aunque nos engañásemos a nosotros mismos, si tuviéramos este Dios en nuestra imaginación y si sirviéndolo sintiéramos que El nos ha dado la última felicidad, entonces seríamos felices. Porque ningún otro ser humano puede darnos esto. Tenemos que tener a Dios, trascendente de la vida humana, o la vida no tiene sentido. Entonces si descubrimos que Dios realmente existe ¡Qué felices nos sentiríamos! Deberíamos sentir como si pudiésemos poner el mundo al revés. Si un grupo de gente puede realmente conocer a Dios y trabajar en el amor de Dios y para la causa de Dios, la sociedad será atraída por este grupo. lo observará, y estará ansiosa de ver triunfar a tal grupo. Debemos poner esto en práctica, y seremos felices de llevar a cabo nuestra misión.

     La gente de todo el mundo va a la escuela y se casa, y busca posición y rango, pero nunca está satisfecha. Nosotros sabemos que Dios está sobre nosotros, conduciéndonos y trabajando a través de nosotros. Entonces, todo lo que hacemos está lleno de significado para nosotros, y lo que decimos y hacemos es de más alta dimensión que lo que otros digan o hagan. La gente generalmente hace cosas de poca envergadura. Pero nosotros hacemos cosas sin limitación. Tenemos una superexistencia sobre nosotros, Dios, nuestro Padre. Por lo tanto, hacemos todo de acuerdo con su voluntad. Comemos y dormimos para la gran tarea que El quiere que hagamos. Siempre buscamos actuar de acuerdo con la voluntad de Dios, éste es nuestro modelo. Nos casamos para llevar a la familia, sociedad y nación, en consonancia con la Voluntad de Dios. Nos casamos porque queremos estar más cerca de El. Queremos restaurar la familia, la nación y el mundo entero porque sabemos que reconquistando estas cosas para Dios, nosotros como individuos podemos acercarnos a Dios. Queremos ir hacia un punto de contacto con Dios, donde podamos alcanzarlo y lograrlo para nosotros.

     En el mundo externo, las ideologías demócrata y comunista han estado luchando por mucho tiempo. Ambas están tan rendidas que la gente ya no sabe a cual pertenece. Pero en el mundo de más alta dimensión, cuanto más luchamos, más valor tiene el logro. En el amor de Dios disertaremos felicidad sempiterna. Entonces es natural para nosotros llegar a la conclusión de que podemos alcanzar la meta de la felicidad humana en una más alta dimensión y que ésta durará para siempre. Después de saber de Dios somos gente fuerte y feliz. Sabemos perfectamente que Dios es amor y que disfrutaremos el amor de Dios al hacer cualquier cosa. A educarnos y disfrutar incluso altas posiciones y riquezas, sabemos como devolver todos estas cosas a Dios, y podemos disfrutar de las cosas como dadas por Dios, nuestro Padre. Comparados con toda la gente somos los más felices. Esto es lo que nos hace felices. Se dice que la gente cuando posee cosas que otra gente no tiene, se siente feliz. Ya que nosotros poseemos cosas de mayor valor, somos felices.

     Por otra parte, al dar no debemos tener miras estrechas; no trazaremos pequeños círculos alrededor de nosotros mismos. Debemos ser generosos. Queremos dar, no solamente a los miembros de nuestra familia, sino a los amigos y vecinos, y a la sociedad que nos rodea. Queremos dar, no solamente cosas, sino todo nuestro ser al último viviente, dilatándonos a nosotros mismos hasta que podamos alcanzar el otro extremo del mundo. No hay limitaciones entre Oriente y Occidente en nuestra vida. Naciones que durante largo tiempo han sido enemigas
pueden unirse en nuestro movimiento y amarse mutuamente. Podemos disfrutar las cosas entre nosotros, compartiendo con los demás lo que apreciamos. Ya que no hay barreras en absoluto, no hay enemigos en absoluto; podemos decir sin lugar a dudas que somos la gente más feliz. En la sociedad humana unos quieren poseer más que otros, y quieren invadir la propiedad de los demás, para poseer más gente, más tierra, etcétera. Esto es lo que hace que luchen unos contra otros. Pero aquí no hay tal cosa. Si quieres poseer cosas con un motivo egoísta, sabemos que estás expuesto a la ruina.

     Nosotros decimos que todo pertenece a Dios. Sólo Dios posee todo. Lo que tenemos pertenece a Dios. Sentimos que tenemos que devolver todo a Dios primero, y después El nos da lo que necesitamos. De este modo, cambiamos lo que tenemos con el amor de Dios. Queremos devolver a Dios todo lo que tenemos, y en respuesta queremos recibir el amor de Dios que es mayor que ninguna otra cosa. Entonces queremos compartir este amor con los demás.

     El marido y la esposa están orgullosos del amor entre ellos. El hombre no está orgulloso de su talle, ni la mujer de su feminidad, sino que ambos están orgullosos de que haya amor entre ellos. La familia, como unidad, no puede estar orgullosa de su riqueza o posición. Solo puede estar orgullosa del amor de Dios morando dentro de la familia. Vecinos, parientes y amigos envidiarán a la familia que disfrute realmente del amor de Dios. Tal matrimonio diría a Dios: "Nosotros te devolveremos todo; todo lo que tenemos es tuyo, nuestra familia, nuestros hijos, nuestra nación, y todo es tuyo. En respuesta queremos tener tu amor. En tu amor a la familia, amaremos a nuestra familia; en tu amor a la nación amaremos a nuestra nación; en tu amor a la gente del mundo, estamos dispuestos a amar a la gente del mundo". Lo siguiente que queremos hacer es devolver todo el cosmos, todo el mundo espiritual a Dios y recibir el infinito amor de Dios. Lo que aquí hacemos es por Dios. Comemos por la causa de Dios, trabajamos, y hacemos cosas, y decimos cosas, todo por Dios y para recibir amor de Dios.

     En el amor, vuestras aflicciones y luchas no son penosas. Suponed que una chica quiere casarse con un hombre muy guapo, un hombre honrado. Podría pasarse toda la noche bordando algo que pudiese agradar a su futuro marido. Nunca se sentiría fatigada por muchas horas que trabajase. Cuando trabajáis por el amor de Dios, no podéis sentiros cansados. Por consiguiente, por muy duramente que tengamos que trabajar y afanarnos, nos sentimos felices de hacerlo. Este es el secreto para poseer amor. Cuanto más trabajas por la persona que amas, más amor recibirás de ella.

     Estáis trabajando por la realización de una gran tarea. Pero aquí en los Estados Unidos, la gente no os está llamando. Tenéis que llamar a la puerta, y la gente aún duerme. Tenéis que despertarlos y persuadirlos de que trabajen también ellos por la gran causa. Esto es vuestra misión. La gente puede recibir de mala gana vuestro mensaje y puede incluso echaros fuera. Pero después, cuando se den realmente cuenta del hecho de que pueden ser conducidos a una vida de vasta dimensión, os estarán muy agradecidos. Cuando llaméis a las puertas de esta gente, tendréis que llevarles el amor de Dios. Aunque dejéis sus casas, se habrán enternecido y conmovido por lo que les habéis dicho. Más tarde, vendrán en gratitud a vosotros. Debéis daros cuenta del hecho de que ésta es nuestra gran tarea, y debéis llevar a cabo vuestra misión en agradecimiento a Dios.

     El amor es algo precioso que queréis guardar en lo más profundo de vuestro ser como
un secreto. Este secreto entre vosotros y Dios os hará grandes. Al dar el amor de Dios a otra gente, compartís vuestro amor con ellos, y vuestro amor más que disminuir será multiplicado. Estaréis orgullosos de lo que habéis dado. Solamente dando podemos recibir. Por lo tanto, queremos dar todo nuestro ser. Queremos dar nuestra familia, nuestro clan, nuestra nación y todo nuestro mundo a Dios. En recompensa El llenará nuestros corazones con un amor tal que podamos abarcar al mundo entero y a todo el cosmos. Somos ricos; somos la gente más feliz. Entonces ¿vais a ser realmente generosos donantes? Al dar a los demás, no esperéis nunca recibir nada en recompensa directamente de ellos. Sino dejadlos devolver lo que han recibido a Dios, entonces no se puede esperar más de vosotros. Podéis disfrutar todo lo valioso. Entonces, os habréis restaurado a vosotros mismos, a vuestra familia, a vuestra nación y al mundo entero de vuelta a Dios. Haciendo esto, podemos liberar a Dios de su aflicción. Vosotros mismos podéis hacer esto.

     Si vertís lágrimas, sudor y sangre por el mundo entero, hallaréis que Dios ha estado vertiendo lágrimas, sudor y sangre por vosotros.




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