La Intolerancia Religiosa y los Medios:
Un Choque de Culturas Extrañas

Por Larry R. Moffitt

Associate Publisher y Vicepresidente

Tiempos del Mundo


Presentado en la conferencia de la International Coalition for Religios Freedom,
10 al 12 de octubre de 1998, San Pablo, Brasil

El abismo

Yo tenía 10 años en 1959 cuando John Kennedy fue designado por su partido como candidato a Presidente de los Estados Unidos. Casi lo primero que aprendí acerca del Sr. Kennedy fue que era católico apostólico romano. Lo segundo que descubrí fue que, si llegaba a ser presidente, el Papa Juan XXIII controlaría completamente los Estados Unidos. Estaba de visita en la casa de un amigo y su padre, que no era católico, me explicó estas cosas en el tono más alarmante.

La preocupación acerca de la independencia de Kennedy de Roma se expresó también en otras sedes, los medios tomaron el tema y comenzaron a preguntarle al candidato, en sus discursos de campaña, si su administración se vería de algún modo afectada por la Iglesia Católica. A un cierto punto toda la atención de los medios lo forzó a declarar que, si era electo, siempre actuaría de forma independiente.

La religión de John Kennedy fue la nota de tapa – una genuina cuestión política – cuando fue nominado. La historia se desvaneció rápidamente, pero es interesante el solo hecho de que haya sido un tema para los profesionales de los medios, generalmente reconocidos por su sofisticación.

La próxima vez que vimos una agitación de este tipo comenzó una noche de 1976 cuando Jimmy Carter, entonces candidato a Presidente, anunció que era un "cristiano renacido". Específicamente él es bautista, miembro de la denominación protestante más grande de los Estados Unidos, una de las varias confesiones que se auto denominan "renacidos".

Ser un cristiano renacido en los Estados Unidos no es en absoluto inusual, sin embargo esta fue una gran nota de tapa, aunque nuevamente, sólo por una semana. Creo que la única razón por la cual la historia duró toda una semana fue porque ese fue el tiempo que les llevó a los miembros de la prensa dejar de hablar del tema entre ellos.

"En ese momento", observó John Seigenthaler, Chairman del Freedom Forum First Amendment Center, "las palabras [de Carter] disturbaron a millones de norteamericanos que, como los reporteros políticos desconocedores, se preguntaban si el ex gobernador de Georgia no sería un loco religioso. Se preguntaban si Carter pensaba que Dios le había hablado. Si él pensaba que su experiencia de renacimiento le daba una relación con Dios que otros creyentes no tenían. ¿Eso significaba que él pensaba que estaba "salvado" y aquellos que no habían renacido estaban "perdidos"? (1)

Ellos no sabían cómo manejar su declaración. Le hacían preguntas tontas como: "¿Cuántas veces al día piensa Ud. en Dios?". La respuesta del Sr. Carter fue veinticinco o más. (2)

Como con el catolicismo de Kennedy, la historia no se mantuvo por mucho tiempo en los medios. Y como John Kennedy, Jimmy Carter fue elegido presidente. Así como John Kennedy no fue controlado por el Papa, tampoco Jimmy Carter fue controlado por la Convención Bautista del Sur.

El Sr. Carter hizo más tarde otra confesión ante los medios nacionales, diciendo que a veces era culpable de tener "lujuria en su corazón". Estaba parafraseando las palabras de Jesús en el Evangelio de Mateo, cuando advertía que mirar con lujuria a una mujer era lo mismo que cometer adulterio en el corazón.(3) Era la declaración de una reflexión personal del líder de una nación, rara por su candor. Sin embargo, la rareza arcaica de la frase en sí misma se combinó con la incomodidad general de los medios frente a la exposición pública de la fe religiosa de Carter para desatar otra breve tormenta de caricaturas y bromas políticas en los talk show nocturnos. Por ejemplo, un dibujo de Jimmy Carter mirando la Estatua de la Libertad. En su mente, contemplaba la estatua desnuda, sin su manto.

La incomodidad frente a la religión, y a veces el abierto desdén, son una actitud que invade nuestra profesión en forma perturbadora. The Washington Post, el diario de mayor circulación en Washington DC, ha caracterizado a los protestantes evangélicos en su portada como "en gran parte pobres, sin educación, y fácilmente maniobrables". (4)

El columnista sindicado Cal Thomas hace referencia a una discriminación intelectuamente asignada a la gente religiosa, dictada por "un secularismo rampante, impiadoso, prepotente, intolerante, arrogante, que proclama que cualquier idea o autoridad proveniente de una fuente más alta que la mente de la humanidad debe ser rechazada a priori como inconstitucional, inmoral, ilegal e ignorante." (5)

Michael Horowitz, un miembro Senior del Hudson Institute de Washington DC, caracterizó la cultura dominante como un ambiente de persecución religiosa: "La elite de hoy encuentra difícil creer que los cristianos puedan ser los perseguidos en lugar de los perseguidores… Cree que los cristianos han sido convertidos en fanáticos de polyester de los cuales la cultura moderna, pensante y atenta debe protegerse". (6)

Azote a los católicos

Lo que el teólogo y autor Richard John Neuhaus llama "la patrulla de la sensibilidad", o sea aquellos que siempre vigilan para proteger la imagen de razas, clases y sexos en los medios, "cierran un ojo cuando se trata de azotar a la religión. No todas las religiones, se entienda…el protestantismo escapa el maltrato porque no es considerado ni interesante ni peligroso. La Iglesia Católica, por otro lado, es tanto interesante como peligrosa. Tiene todas esas cosas maravillosamente fantasmales: velas, confesionarios, misas, exorcismos, santos, monjas, monjes, y un Papa que declara hablar infaliblemente acerca de algo llamado verdad absoluta. Esto hace ruido. O, para decirlo más delicadamente, el catolicismo es ‘colorido’." (7)

Pese a toda su auto promoción como "tierra de la libertad", los Estados Unidos tienen una historia perturbadora de intolerancia religiosa – especialmente contra la Iglesia Católica.

Un ejemplo particularmente emblemático tiene que ver con el Monumento a Washington, el familiar obelisco situado en Washington DC. En 1854, miembros del grupo político denominado Partido del Nnow-Nothing, muy polémico y violentamente anticatólico, tomaron control de la Sociedad del Monumento a Washington, el grupo que recaudaba fondos para su construcción. Las contribuciones privadas, que hasta entonces sólo habían entrado con cuentagotas, cesaron por completo durante el período del Know-Nothing, provocando el cese efectivo de la construcción al nivel de 150 pies durante casi 22 años. Ese mismo año, los Know-Nothing fueron sospechosos de robar y destruir una piedra especial conmemorativa que había sido enviada como regalo para su inserción en el monumento por el Para Pío IX. (8) Se dice que los ladrones la aplastaron y la tiraron al río. También se sospechó que los Know-Nothing hubieran quemado algunas iglesias y conventos católicos.

Tiempos económicamente malos y la incipiente Guerra Civil contribuyeron aún más a la falta de fondos. Cuando el trabajo se reanudó 22 años después, la cantera de donde se extraía la roca había alcanzado nuevas profundidades y el granito usado ahora era de un color ligeramente diferente. Por esa razón hoy se puede ver una discernible línea horizontal, una imperfección donde cambia el color, aproximadamente a un tercio de la cima.

El Monumento a Washington es especial, simbólico. Representa los más altos ideales de los Estados Unidos – la libertad y la justicia para todas las personas. Que exista este visible defecto en el símbolo de mi nación es simbólico en sí mismo - testimonio silencioso de la historia de intolerancia religiosa de los Estados Unidos.

El tratamiento de la Iglesia Católica por los medios de los Estados Unidos fue el foco de un estudio realizado por el Center for Media and Public Affairs de Washington DC. Se analizó toda la cobertura de la Iglesia Católica por el New York Times, el Washington Post, la revista Time y Evening News de la CBS. Fue un estudio exhaustivo que cubrió tres períodos de 5 años durante un lapso de 25 años, desde 1964 hasta 1988. (9)

Fue ese un período de cambios y turbulencias inusualmente grandes para la mayoría de las instituciones sociales de todo el mundo. La cobertura de los medios sobre la Iglesia Católica tendía a enfocarse en las controversias sobre cuestiones sexuales de moralidad y control de la natalidad, el rol de la mujer en la iglesia, el celibato, el activismo político en la forma de "teología de la liberación", tal como fue fomentado en la Conferencia de Obispos Latinoamericanos en Medellín, Colombia en 1968, y en cuestiones fundamentales acerca de la libertad de expresión y el derecho a cuestionar la autoridad papal. (10)

El estudio mostró que la prensa tiende a cubrir cuestiones teológicas del mismo modo que cubre una historia de política secular – es decir, externamente. Como resultado surgió un patrón de presentar la mayoría de estas cuestiones como conflictos políticos externos entre la vieja y calcificada jerarquía eclesiástica y las jóvenes y frescas voces disidentes. El Papa y los Obispos contra el clero de menor jerarquía; los católicos laicos y los no católicos. El medio televisivo ha probado ser terriblemente limitado por una naturaleza que tiende a reducir las cosas a bocados de información fácilmente digeribles por los ojos y oídos. Esto es un problema, y lo es especialmente con relación a la religión, cuyas cuestiones tienen sus raíces en siglos de tradición y a menudo son presentadas en modo esotérico para quedar bien en televisión. (11)

También se demostró que el lenguaje de los periodistas fortalecía las divisiones ya existentes, aplicando palabras como "conservador" y "autoritario" al liderazgo y un lenguaje más positivo, con vocablos tales como "reformador" y "progresista", al otro lado. Se mostró que la revista Time se enfocaba más fuertemente en la disidencia interna y el conflicto dentro de la Iglesia Católica. Time "hizo el uso más frecuente de lenguaje sentencioso, y publicó una mayoría de opiniones opuestas a la Iglesia en cada cuestión, excepto el ecumenismo." (12)

El formato digerible de la prensa electrónica invita a los participantes de opuestos puntos de vista a decir breves comentarios ante las cámaras, y fomenta la intratabilidad. En lugar de ser un observador desinteresado, la prensa, a través de su cobertura de las noticias sirve para exacerbar la intolerancia de cada posición hacia la otra. Periodistas televisivos de Sudáfrica, antes de la eliminación del apartheid, me dijeron que todo lo que tenían que hacer para filmar una escena de agitación civil era mostrarse en ciertas esquinas de Soweto con una video cámara y un micrófono. Inmediatamente una multitud de chicos comenzaba a arrojar piedras contra los autos o a prender fuego a viejos neumáticos. Ellos sabían lo que la televisión quería.

Lichter-Rothman, Dart-Allen, Weaver-Wilhoit: guerra de encuestas

En 1980 los Doctores Robert Lichter y Stanley Rothman entrevistaron a 240 periodistas que trabajaban para las siete organizaciones de medios más importantes de Washington y Nueva York. Ochenta y seis por ciento de los entrevistados dijeron que rara vez o nunca asistían a servicios religiosos. Esto implica que los periodistas están abrumadoramente menos inclinados hacia la fe religiosa que la población en general.

Las organizaciones de noticias que conforman el escalón más alto a escala nacional (el consenso general incluye al The New York Times, The Washington Post, The Wall Street Journal, Time, Newsweek, los canales de televisión comercial ABC, NBC, CBS, Fox y la televisión pública) están entre los principales guardianes de nuestras opiniones. Pocos habrían imaginado, veinte años atrás, el rol central que tendrían hoy los medios en la lucha para determinar la dirección del mundo. (13)

Otra encuesta a periodistas fue realizada una década después de la de Lichter-Rothman, y disiente radicalmente con el estudio anterior. John Dart, periodista especializado en religión para Los Angeles Times, y Jimmy Allen, ex Director de la Convención Bautista del Sur, criticaron el estudio de Lichter-Rothman por haberse realizado sobre un grupo demasiado pequeño que comprende una sola raza de periodistas, aquellos que están en el pináculo a escala nacional en los Estados Unidos, quienes por la naturaleza y trayectoria de sus carreras son de un mismo género. Ellos han crecido juntos, profesionalmente hablando. Frecuentan los mismos bares, se casan y divorcian entre ellos, comparten un medio ambiente secular similar y, según Dart y Allen, no representan a la amplia mayoría de reporteros y editores que sí profesan una firme fe religiosa.

Se puede ver, sin embargo, que el hecho de ser una encuesta a la elite mediática es exactamente lo que hace del sondeo de Lichter-Rothman una pieza de investigación tan reveladora. El estudio muestra una sorprendente falta de orientación religiosa entre el puñado de gente que está en la cúspide de la pirámide de los medios norteamericanos, la gente que crea la agenda nacional de temas a tratar y que forma de manera significativa la opinión de los periodistas de otras organizaciones. Además, sus notas escritas y sus emisiones son archivadas en sistemas electrónicos consultables donde, ya sean exactos o falsos, asumen inmortalidad a medida que la información que contienen es usada una y otra vez, año tras año, por otros reporteros.

Por otro lado, David H. Weaver y G. Cleveland Wilhoit, profesores de periodismo en la Universidad de Indiana, dicen que es cuestionable la asunción de que los medios más prestigiosos ejercen una gran influencia sobre los centenares de organizaciones menores de noticias del país. "Con relación a las noticias locales y regionales, la influencia de esta ‘elite’ de los medios es probablemente mínima o inexistente", escribieron. Los doctores Weaver y Wilhoit llegaron a estas conclusiones a través de una encuesta nacional telefónica a más de 1400 periodistas. Ellos admitieron haber encontrado una "ligera tendencia a la izquierda" entre sus encuestados pero la describieron como "mucho menos pronunciada que la relevada en la encuesta de Lichter y Rothman a periodistas de elite del Noreste." (14)

La encuesta de Dart y Allen es afín a la de Weaver y Wilhoit, pero ninguna de las dos es en realidad un rebatimiento ni directo ni convincente de la de Lichter y Rothman. Dart-Allen encuestaron tanto al clero como a los periodistas, específicamente a los editores de religión de esta categoría, y Weaver-Wilhoit testaron miembros ordinarios del periodismo. Sin embargo, los estudios Dart-Allen y Weaver-Wilhoit son considerados una forma de respuesta en representación de los muchos periodistas de las principales organizaciones de medios de los Estados Unidos que declararon tener fuertes creencias religiosas y no fueron entrevistados por Lichter-Rothman, y quienes dicen que la excesiva publicidad dada a sus descubrimientos crea la falsa impresión de una prensa sin Dios.

Dart y Allen en realidad terminaron apoyando de algún modo a Lichter-Rothman, aunque quizás sin intentarlo, al proveer ulteriores pruebas del significativo abismo que separa a los periodistas del clero. Entre los hallazgos de su informe:

Los defensores del informe de Lichter-Rothman ven en su encuesta una validación de lo que muchos sospechan en su corazón: que los hombres y mujeres más influyentes de los medios en los Estados Unidos carecen tanto de convicciones religiosas personales que no sólo no representan al pueblo de los Estados Unidos, sino que son la antítesis de la "América real".

¿Cuán devota es entonces esta denominada América real? Mucho más de lo que uno podría pensar – seguramente más devota que la impresión recogida de una lectura cuidadosa de la cultura popular de los Estados Unidos, si uno puede creer en los hallazgos de Gallup y otras respetadas organizaciones de encuestas de opinión pública.

"La América real"

Según el Dr. Thomas Reeves, profesor de historia de la Universidad de Wisconsin, "En 1988, la muy respetada organización Gallup informó que nueve americanos sobre diez declaraban no haber dudado nunca de la existencia de Dios, ocho de cada diez decían creer que serían llamados ante Dios en el día del juicio para responder por sus pecados, ocho de cada diez creían que Dios aún obra milagros, y siete de cada diez creían en la vida después de la muerte. Además, el 90% rezaba, el 88% creía que Dios los amaba, el 78% decía haber dedicado "un montón" o "bastante" tiempo a pensar en su relación con Dios durante los últimos dos años, y el 86% decía querer una educación religiosa para sus hijos." (16)

"Un colosal 84% dijo que Jesús era Dios o el Hijo de Dios, alrededor de tres cuartos de los encuestados alguna vez habían sentido la presencia de Jesús en sus vidas, y el 66% declaró haber hecho un compromiso personal con Jesucristo. Incluso el 72% de los no clericales dijo que creía que Jesús era Dios o el Hijo de Dios (del 64% en 1978). Casi la mitad de los protestantes se auto describieron como cristianos renacidos…Sólo un 8% de los norteamericanos no tenían preferencia religiosa, y aún ellos, según las palabras de Gallup ‘expresaron un sorprendente grado de interés en la religión y la fe religiosa’." El Dr. Reeves concluye con la pregunta: "¿Cómo puede existir tanta fe en una sociedad secular?" (17)

Sociedad creyente, pero secular

Obviamente, es necesario leer entre líneas las encuestas de opinión. El simple hecho de que los periodistas expresen su creencia en un ser supremo, y declaren observar una práctica religiosa, no se traduce necesariamente en una profunda o significativa fraternidad profesional entre los medios y la religión. Tampoco significa necesariamente que los periodistas en gran escala tengan un entendimiento básico de cómo cubrir una historia religiosa.

A pesar de la abrumadora defensa de los valores morales "de la boca para afuera", tal como se expresa en las varias encuestas de opinión, líderes religiosos como el evangelista protestante bautista Billy Graham, el respetado teólogo católico apostólico romano Padre Avery Dulles y el erudito judío David C. Stolinsky han declarado en varias ocasiones que los Estados Unidos definitivamente no son una sociedad cristiana o religiosa, y que un espíritu ulcerante de decadencia moral invade nuestra cultura popular hasta el punto de poner en peligro la seguridad de nuestras vidas y la democracia misma. (18)

El Presidente Bill Clinton dijo en una entrevista para un programa religioso de televisión por cable: "Si yo no creyera en Dios, si no fuera cristiano…mi vida habría sido mucho más difícil". (19) Las dificultades de la vida del Presidente Clinton se han magnimizado precisamente por la falta de coherencia entre los hechos y las palabras pero, de considerarlo en el marco de estas encuestas, sin ninguna duda él estaría en las filas de los cristianos más devotos, fieles, comprometidos y temerosos de Dios.

Comienza a surgir una paradoja, una desconexión cognoscitiva de enormes proporciones. La próxima vez que se encuentren con una encuesta que "prueba" cuán fieles somos los miembros de la prensa y cuánto respetamos lo sagrado…díganse a ustedes mismos: "Bien, ¿pero eso tiene algún significado en el mundo real?

En el mundo real, los sacerdotes y el clero son normalmente mostrados por los medios, el cine y la televisión, como mucho menos que piadosos, o como figuras cómicas – todo esto sin despertar la alarma del piadoso y creyente 90% de la población de Gallup.

Ese 80% que piensa que deberá responder a Dios en el día del juicio aparentemente no tiene poder frente a las comedias que lo retratan como víctima de una demencia que es, en el mejor de los casos, naive; y en el peor, peligrosa y amenaza de vida.

Un encuentro entre seres alienos

¿Qué nos enseña esto? Nos muestra que los medios no manejan muy bien las cosas que no se muestran en un film o que no pueden ser verificadas con recibos. La gente de fe, por el otro lado, transita rutinariamente en cosas que entiende como verdaderas pero que no puede ver, oír, oler, tocar o gustar – y cuya existencia ni siquiera puede probar. La religión es compleja, llena de incoherencias, paradojas y cismas. Es altamente intuitiva y levemente diferente para cada persona. No es difícil entender por qué las simples enseñanzas de un hombre, Jesús de Nazareth, pudieron generar 400 ó 500 distintas denominaciones y cultos cristianos en el curso de 2000 años.

Douglas Todd, Reportero de Etica y Religión para el Vancouver Sun, caracterizó la reunión entre los medios y la religión como un encuentro cercano entre seres alienos de distintos planetas: "Estos alienos están separados por la sospecha. Los periodistas acusan a los clérigos de ser ilusos, corruptos y aburridos. Los religiosos descalifican a los periodistas como ilusos, corruptos e inmorales. Los católicos se disgustan con los medios porque éstos se enfocan en el abuso sexual de los sacerdotes. Los evangélicos se encolerizan por la obsesión de la prensa con la versatilidad financiera de sus líderes. Los miembros de la Iglesia Unida protestan porque los medios sólo contemplan su política acerca de la homosexualidad. Los musulmanes se sienten difamados como fanáticos hacedores de bombas. Este vacío de comprensión no sirve ni a la religión organizada ni a los medios. Con la desconfianza mutua, la gente religiosa no puede llevar su mensaje al mundo. Los periodistas pierden algunas de las mejores y más apremiantes historias. Y la sociedad llega a la falsa conclusión de que la religión no es una fuerza en la vida de la gente. Al preguntárseles si la mayor parte de la cobertura religiosa actual tiene prejuicios contra los ministros y la religión organizada, nueve de cada diez líderes evangélicos dijeron que sí. También concordaron siete de cada diez oficiales católicos y seis de cada diez ministros de denominaciones protestantes que van desde el centro a liberales. Los periodistas estuvieron abrumadoramente en desacuerdo. Es posible que muchos adherentes religiosos no puedan entender que los medios seculares no existen para hacer relaciones públicas." (20)

La búsqueda de la noticia y la búsqueda de Dios usan metodologías que no podrían ser más opuestas. La historia sobre la misión de la religión de juzgar el pecado, redimir a las almas perdidas, elevar a los pobres de espíritu, es difícil de cubrir para un reportero dando satisfacción a los practicantes de esa religión, sin parecer que el periodista está fomentando esa fe. Dado que cada historia tiene dos caras, el periodista se siente obligado por su entrenamiento a entrevistar al menos a uno o dos ex miembros descontentos y resentidos, y a otros críticos de lo que proclama dicha iglesia. La gente religiosa que busca una cobertura de los medios debe aprender a vivir con la metodología del periodismo y entender que es intrínseco a la cultura de los medios mirar con más recelo a un presidente como Carter, que piensa en Dios veinticinco veces al día, que al presidente Bill Clinton, que piensa en otras cosas veinticinco veces al día.

Nuevos movimientos religiosos – "el hombre muerde al perro"

Es la naturaleza incambiable de los medios iluminar lo inusual y, si es posible, lo físico (es decir, lo filmable). La prensa está mucho más cómoda ignorando la religión que involucrándose en vaporosas cuestiones de fe y teología, a menos que una iglesia o una persona religiosa haga algo tangible, como alimentar a los pobres o cometer un crimen. De estas dos opciones, muchos sospechan que los medios elegirían cubrir la historia de un ministro que viola la ley en lugar de la de uno que alimenta a los pobres. Aunque en estos días esto parece ocurrir con creciente frecuencia, un ministro que viola la ley, mal usando dinero de su iglesia, por ejemplo, es algo aún inusual, y por lo tanto "digno de ser noticia", la historia de un hombre que muerde a un perro. Por otro lado, se considera que un ministro que alimenta a los pobres tiene simplemente la conducta que la prensa esperaría; las cosas ordinarias rara vez hacen noticia.

La cobertura de nuevas religiones ("sectas" para muchos) termina con toda equidad en la columna del "hombre muerde al perro". A veces un cuerpo entero de creyentes entra en colisión con la ley de un modo dramático y sensacionalista. Hemos visto esto en los suicidios en masa de Jonestown, Guyana, en la Rama de los Davidianos de David Koresh en Waco, Texas y en el suicidio del grupo Heaven’s Gate en el Sur de California. No se necesitan muchos de estos episodios para que el público considere una fe cuyo profeta fundador aún vive, como de una especie peligrosa.

El diccionario define secta como "un sistema particular de adoración religiosa; Un grupo que tiene una ideología sagrada y una serie de ritos centrados en un símbolo sagrado; El caso de gran veneración de una persona, ideal o cosa, especialmente como lo manifiesta un grupo de admiradores." (21)

De acuerdo a esas definiciones, el cristianismo comenzó como una secta y aún puede serlo. Jesús, al oír la voz de Dios, reunió a un grupo de seguidores que hacían lo que él les indicaba. Él violó el Sabbath y dijo que venía con nuevas leyes para reemplazar a las de Moisés. Atrajo seguidores, lo que lo convirtió en un factor político.

Los medios de noticias actuales habrían disfrutado cubriendo el ministerio de Jesús en sus comienzos. Escenas de su secta de devotos cubriendo el suelo con hojas de palma a su paso mientras entraba a Jerusalén habrían sido la historia principal de las noticias de las 6. Su motín personal en el templo, echando de él a los vendedores – gente que, dicho sea de paso, tenía el derecho legal de estar allí – habría hecho excelente televisión. Se habría logrado una grabación capaz de encolerizar al mundo si la televisión hubiera podido estar allí para filmarlo diciendo a sus discípulos: "…Creen que he venido a traer la paz a la tierra?; no he venido a traer la paz sino la espada…He venido a poner el hombre contra su padre…Aquél que ama a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí…y aquél que ama a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí." (22)

No es sorprendente que se lo haya considerado como demasiado peligroso para poder vivir. La muerte de Jesús fue un acto político ingeniado por los clérigos de su tiempo. Si los medios modernos hubieran existido entonces, su tarea de destruir a Jesús se habría facilitado.

Si Dios les da la revelación de comenzar una nueva religión, harían bien en comprar su propia estación de televisión, comenzar su propio diario, crear su propio foro. Los medios de comunicación masiva de la corriente principal no son sus amigos y, en condiciones normales, no los ayudarán. Aún con relación a los líderes principales de religiones tradicionales, los profesionales de los medios tenemos la perturbadora predilección de comenzar nuestros noticieros con la historia de uno-en-diez-mil de ustedes que salió de los límites de la ley o la decencia humana. ¿Por qué? Porque conocemos lo que vende diarios y atrae espectadores…lo cual, a su vez, atrae anunciantes…lo que produce dinero.

Es triste decirlo, pero el modo más seguro de evitar que los medios creen un sentimiento de estigma hacia sus creencias religiosas, y los separen más de la sociedad, es que ellos los ignoren por completo y los dejen ocuparse tranquilamente de los asuntos de su Padre.

La religión necesita a los medios de comunicación

Desafortunadamente, ignorarlos también los daña, porque la religión en la Era de la Información necesita a los medios de comunicación masiva. Los medios son las autopistas para el mercado de las ideas, y la religión es, ante todo y por sobre todo, ideas. En el mundo moderno, es esencial que la religión tenga una cobertura abierta y justa en la prensa para que la sociedad otorgue un alto valor a la libertad religiosa y lo mantenga.

Parafraseando una conocida cuestión filosófica: Si cae un árbol en el bosque pero no hay un equipo de televisión para filmarlo, ¿hace algún ruido? La respuesta en la Era de la Información es no.

El Papa visitó Nicaragua en 1983 en el pico del gobierno sandinista de Daniel Ortega, alineado con Cuba y la Unión Soviética. Cada noticia televisiva acerca de la gira del Papa en América Central, aunque fuera una pieza de sólo un minuto, mostraba la misma escena del Papa Juan Pablo II pidiendo silencio mientras la multitud coreaba "queremos paz" y "el poder al pueblo" de una forma que nadie podría confundir con respetuosa. Esa escena fue enviada al mundo como representativa de toda la visita del Papa. (23) Esa imagen perdura hoy en las mentes de los miles de millones que la vieron en los noticieros, como si fuera la historia completa de la visita del Papa, no sólo a Nicaragua, sino a toda América Central. Todas las demás cosas dignas de nota que hizo el Papa en su gira fueron eclipsadas totalmente por lo que la BBC de Londres denominó "la Misa más inusual de su carrera".

Por lo tanto, no es suficiente que los medios estén allí cuando cae el árbol. Pido disculpas por esta metáfora horriblemente mezclada, pero si la televisión filma la caída del árbol y sólo entrevista a un sandinista que dice que el Papa lo cortó para hacer escarbadientes para los ricos, y falla en entrevistar al obispo, que dice que el árbol habría caído de todos modos, por eso fue aprovechado para hacer casas para los pobres, la versión sandinista llegará al satélite y se convertirá en la realidad de facto acerca del árbol caído.

Centellos de esperanza

Quizás hay algunas señales de que la prensa y la religión reconocen cada una el valor de la otra, si se quiere dar una interpretación positiva a los hechos.

El conductor del noticiero de ABC Television, Peter Jennings, es uno de los muchos periodistas influyentes que ahora se dan cuenta de los defectos de los medios al informar sobre religión. Él dijo: "Sólo recientemente he llegado a comprender cuán complicada e inadecuada, y en ocasiones horripilante, ha sido la cobertura de la religión por parte de los medios…Me atrevería a decir que en la abrumadora mayoría de las redacciones de Norteamérica hay una espantosa ignorancia de la religión y la fe…Se puede encontrar un ángulo religioso en cada primicia: política, médica, periodística, en cuestiones educativas, religiosas, sociales y de familia…Cuando se hace correctamente, la dimensión agregada de espiritualidad resuena con la audiencia hasta un grado sorprendente." (24)

Asociaciones profesionales para miembros de los medios incluyen en modo creciente paneles y oradores que examinan su cobertura de temas espirituales. Del mismo modo, conferencias religiosas como ésta de la International Coalition for Religious Freedom y la reciente Conferencia sobre Los Medios y la Fe, patrocinada por la Carleton University School of Journalism – y la subvención para actividades y estudios de religión por parte de algunas conocidas organizaciones públicas como el International Religious Liberty Project del Hudson Institute – colaboran para enfocar la atención en formas de facilitar el diálogo entre líderes religiosos y profesionales de los medios, así como para elevar cuestiones relacionadas al entrenamiento de reporteros especializados en religión.

Las revistas Time y Newsweek informan que han tenido sus ventas más altas cuando cubrieron tópicos de naturaleza espiritual: el cielo y el infierno, los ángeles, la creación del mundo, la búsqueda de Jesús y María históricos. Asimismo, los libros sobre espiritualidad y religión siguen teniendo ventas sobresalientes.

Ocasionalmente, para nuestro crédito, publicamos en los medios la historia de un Bing Crosby como el Padre O’Malley, que convierte un duro gang callejero en el coro de Saint Dominic. Hay tanta gente así ahí afuera – los buenos pastores – y a medida que las redes y estaciones continúan cediendo a la presión de asignar un reportero a tiempo completo a la religión, se espera que los periodistas se tomarán más tiempo para relatar sus historias.

Las escuelas de periodismo deberían exigir que sus estudiantes hagan algunos cursos además del programa tradicional de periodismo, como religiones comparadas, derecho constitucional, filosofía y contabilidad. Los seminarios teológicos deberían exigir cursos básicos en periodismo electrónico y escrito. La mayoría aún no lo hace, pero se está hablando de esto.

Vivir y trabajar en un foro público sin pulidas habilidades mediáticas es una invitación a los malos entendidos por cometer el pecado mortal de la Era de la Información – fracaso en el arte de comunicar. Al entender esto, los administradores de algunas organizaciones religiosas finalmente están comenzando a permitir que sus oficinas de información pública destinen fondos al entrenamiento de voceros en el arte de lucir y sonar creíbles ante las cámaras y la prensa escrita.

Estos indicadores de esperanza no deben sugerir que las formas de vida mutuamente alienas de la religión y los medios están listas para su luna de miel, ni siquiera que la tensión entre ambas desaparecerá. Estos son, en el mejor de los casos, pequeños pasos. Existe, sin embargo, cierta confluencia de las dos, aunque sólo derive del hecho que hay al menos un altar que cohabitan. Tanto los medios como la religión abrazan, como misión sagrada, la búsqueda de la verdad.

(1)  Seigenthaler, John, Tendiendo un Puente sobre el Abismo: la Religión y los Medios, The Freedom Forum First Amendment Center, sept. 1993
(2)  Newsweek, 5 de Abril de 1976, pág. 19
(3)  Santa Biblia (Versión King James), Mateo 5:28, Blue Letter Bible consultable en Internet (http://www.blueletter.com).
(4)  The Washington Post, febrero 1993
(5)  Thomas, Cal, en la conferencia “La Libertad Religiosa en América: Cruce o Crisis?”, patrocinada por el Freedom Forum First Amendment Center en la Vanderbilt University, marzo 16-17, 1993
(6)  Horowitz, Michael J., Rompiendo las Cadenas que rodean los Gulags de la Fe, discurso de aceptación del Premio William Wilberforce, 5 de febrero 1997
(7)  Neuhaus, Richard John, Las Primeras Cosas, octubre 1995 (http://www.firstthings.com/ftissues/ft9510/public.html)
(8)  Washington Monument Home Page en Internet (http://www.nps.gov/wamo/index2.htm), link a Know-Nothing Party (http://www.nps.gov/wamo/knownoth.htm)
(9)  Lichter, S. Robert, Amundson, Daniel, Lichter, Linda S., Cobertura de la Iglesia Católica por los Medios, Center for Media and Public Affairs, Washington, DC, The Knights of Columbus, The Catholic League for Religious and Civil Rights, 1991, 93 pág.
(10)  Id.
(11)  Id.
(12)  Id.
(13)  Lichter, S. Robert; Rothman, Stanley; Lichter, Linda S., La Elite de los Medios: Los Nuevos Brokers del Poder en America, 1986
(14)  Weaver, David H. and Wilhoit, G. Cleveland, El Periodista Norteamericano en los 90: los Profesionales de los Medios en EEUU al Final de una Era, Indiana University, Lawrence Erlbaum Associates, 1996
(15)  Dart, John and Allen, Jimmy; Tendiendo un puente sobre el abismo: la Religión y los Medios, Freedom Forum First Amendment Center, Vanderbilt University, sept. 1993
(16)  Reeves, Dr. Thomas C., Una América no tan Cristiana , 1995-98 Leadership U online database (http://www.leaderu.com)
(17)  Ibid.
(18)  Id.
(19)  Los Angeles Times, 31 de Octubre de 1992, Pág. 4; al describir una entrevista de Clinton en VISN, un canal de cable interreligioso.
(20)  Todd, Douglas, Los Medios y el Mensaje, Faith and Media Conference, Junio 7-9, 1998, Carleton University School of Journalism, Ottawa, Ontario
(21)  Random House Dictionary of the English Language, Second Edition Unabridged, 1987, 2478 pages
(22)  Santa Biblia (Versión King James), Mateo 10:34-34, Blue Letter Bible consultable en Internet (http://www.blueletter.com).
(23)  Hoyt, Katherine, La Visita del Papa Juan Pablo II a Nicaragua en 1983, Coordinadora Nacional del Nicaragua Network Education Fund, 16 de Marzo 1983 en una carta a sus padres.
(24)  Jennings, Peter, Periodista del ABC World News Tonight, en un discurso en Harvard Divinity School